
La imaginación favorece el desarrollo de la actividad mental del niño, como si de una gimnasia voluntaria se tratase. Las joyas literarias más codiciadas en esta etapa son los cuentos fantásticos, que narran historias donde los árboles bailan, las piedras corren, los ríos cantan y las montañas hablan. Los niños sienten especial fascinación por los castillos encantados, las voces misteriosas y las varitas mágicas. La fantasía es una condición básica del desarrollo normal de la personalidad infantil, imprescindible para que se expresen libremente todas sus posibilidades creadoras. De ahí el propósito de guiar a los niños hacia este mundo, que es su propio mundo, con la ayuda de libros que estimulen el desarrollo de su imaginación, su destreza lingüística y la sensibilidad estética.
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